Martha Lilia Aviña Tostado “2ºC”
Reporte de “DEL AMOR Y OTROS DEMONIOS” de GABRIEL
GARCIA MARQUEZ
Comienza con la narración de un reportero el cual
fue a investigar el por qué estaban vaciando las criptas funerarias del antiguo convento de santa clara. En donde
encontraron la cripta de una pequeña niña de doce años con una cabellara larga
que media veintidós metros con once centímetros, de un color intenso.
Después
comienza a relatarse la historia la cual habla que un perro irrumpió en
la ciudad, el cual mordió a cuatro personas de los cuales tres eran esclavos
negros y la última persona fue Sierva María de Todos los Ángeles la cual era
hija de un marqués de Casalduero. La niña había ido a comprar una ristra de
cascabeles para la fiesta de sus doce años iba acompañada de su sirvienta
mulata.
Al llegar a la casa la criada le lavo la mordida a
sierva María, sin darle más importancia a la misma. La criada no le hablo del
mordisco que tenia sierva María a su mama Bernarda, pero en cambio le comento
el escándalo del puerto por el negocio de la esclava que había comprado el
gobernador por su peso en oro, y Bernarda no le parecía posible que alguien la
comprara por su peso en oro.
En el patio de los esclavos era en donde
celebraban los cumpleaños de Sierva María, era otra ciudad dentro de la ciudad
en los tiempos del primer marques.
Dominga de Adviento, una negra de ley era quien
gobernó la casa con puño de hierro hasta víspera de su muerte. Ella era el
enlace entre los criados, el marqués y su esposa.
Dominga fue quien había criado a Sierva María.
Dominga les ordenaba a los esclavos más jóvenes que le pintaran la cara con
negro de humo, le colgaran collares de santería sobre el escapulario del
bautismo y le cuidaban la cabellera que nunca le cortaron la cual era trenzada
a diario.
Bernarda se entero de que sierva María había sido
mordida por un perro porque a la criada casi por descuido se lo conto a Bernarda lo pensó antes de acostarse
mientras tomaba su sexto baño cuando volvió a recordarlo fue a buscar a sierva María
en las barrancas del patio donde ella estaba dormida en la hamaca de palmiche.
Entonces Bernarda la comenzó a examinar palmeándola hasta que le encontró en el
tobillo izquierdo ya con costra de sangre seca el mordisco de perro.
El marqués se entero que Sierva María tenia rabia
por Sagunta (era una india anda riega) la cual le dijo que había una amenaza
por una peste de mal de rabia y que el despreocupado le dijo que tenía que ver
con eso él; ella le contesto su hija fue la primera en haber sido mordida.
El con algo de asombro dijo que si había sido así
el había sido el primero en saberlo. el con la duda le pregunto a Sierva María la cual lo negó sin dudarlo, pero en la noche
Bernarda le confirmo que era cierto que la había, mordido un perro.
El marqués fue al hospital del Amor de Dios, en el
cerro de san lázaro, para ver al arrabiado de que le hablo Sagunta.
Cuando volvió del hospital hacia la ciudad hizo
detener el coche y cuando se puso de pie el hombre reconoció al médico
Ambrenuncio de Sa Pereira Cao, el cual perdió a su caballo por que se le reventó
una arteria del corazón por la pesada bajada de la colina.
Entonces con el tiempo le pregunto el marqués al
doctor que era lo mejor que se le podía hacer a las personas que habían
contraído el mal de la rabia; el doctor le dijo: que lo único que se les puede
hacer es dejarlo morir y apresurar la muerte; sabiendo esto el marqués le
platico a Ambrenuncio que a su hija la había mordido un perro que al parecer
tenia rabia.
Ambrenuncio le dijo que si le permitía que
revisara a su hija; y así fue, cuando reviso a Sierva María vio que la herida
estaba afectada por las curaciones de los curanderos así que él la limpio con
cuidado. Y le dijo al marqués que tratara de acercarse a su hija y tratarla
como una marquesita, que la llevara a vivir a la casa y no la dejara en el
patio.
Martha Lilia Aviña Tostado “2ºC”
Reporte de “DEL
AMOR Y DE OTROS DEMONIOS” de
GABRIEL
GARCIA MARQUEZ
El obispo lo llamo en su oficio y escucho sus
confesión descarnada y completo, con siente de que no estaba oficiando un
sacramento si no una diligencia judicial. La única debilidad que tuvo con él
fue mantener en secreto su verdadera falta, pero lo despojo de sus encomiendas
y privilegios Sin ninguna explicación pública
y lo mando a servir de enfermero de leprosos en el hospital del Amor de Dios.
Rezaron un padre nuestro, el obispo lo bendijo lo
ayudo a incorporarse “que dios se apiade de ti” le dijo, y lo borro de su
corazón.
Martina se había hecho cargo de Sierva María con
una devoción ejemplar.
Los martes, día de curación general, eran
agotadores. Cayetano se impuso al sacrificio purificador de lavar los cuerpos
menos validos en las artes del establo.
Abrenuncio
apareció esa tarde y le dijo: a Delaura que lo visitara. Puso la biblioteca
a su disposición para que continuara sus
estudios mientras le hacían justicia.
Cayetano no tenía más corazón que para Sierva María
pero aun así no le bastaba. Una noche por inspiración desmen sorada escapo de
el hospital para colarse de cualquier modo en el convento. Estaba apunto de
rendirse cuando recordó el túnel por donde la población abastecía el convento
durante el Cessatio a Divinis. Los túneles, de cuarteles o conventos, eran muy
de la época. El túnel salía justo debajo del pabellón de la cárcel, y frente a
un mura alto y áspero que parecía inaccesible, pero sin embargo Cayetano consiguió
escalarlo al cabo de muchos intentos frustrados, como creía conseguirlo todo
con el poder de la oración.
A la cuarta noche que visito Cayetano a Sierva María
la ayudo a espulgarse de los piojos que habían vuelto a proliferar en el
encierro. Cuando cabellera quedo limpia y peinada, el sintió una vez más el
sudor glaciar de la tentación. Se acostó junto a Sierva María con la reparación
desacordada y se encontró con sus ojos diáfanos a un palmo de los suyos. Hasta
ya no poder más le confesó que siempre pensaba en ella a cualquier momento.
El 27 de abril una monja de jardinería le corto la
cabellera a Sierva María hasta la altura de la nuca con cuatro mordiscos de unas
cizallas de podar, y la arrojo a la hoguera encendida en el patio. La monja
peluquera acabo de tundirle los cabos del tamaño de media pulgada, como lo
usaban las clarisas debajo del velo, y fue echándolos al fuese a medida que los
cortaba.
Bernarda le confesó’ a Ignacio que todo fue un
plan que crearon ella y su padre, pasa seducirlo y tener relaciones con el
aunque él se hacia el desentendido y como habían planeado la maniobra fría y
certera de concebir a Sierva María para atraparlo de por vida. Y que era
demasiado que tuviera que amar a esa pobre Sietemesina a el marqués que fue el
causante de todos sus desagracias. El 29 de mayo, sin aliento para más, volvió
a soñar Sierva María con la ventana de un campo nevado, dónde Cayetano Delaura
no estaba ni volvería a estar nunca. Tenía en el regazo un racimo de uvas
dorada que volvían a retoñar tan pronto como se las comía. Pero esta vez no les
arrancaba una por una, si no de dos en dos, sin respirar apenas por las ansias
de ganarle al racimo hasta la última uva. La sexta sesión de exorcismo la
encontró muerta de amor en la cama con los ojos radiantes y la piel de recién
nacida. Los trucos de los cabellos le brotaban como burbujas en el cráneo
rapado, y se les veía crecer.
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