lunes, 4 de junio de 2012

Del amor y otros demonios


Martha Lilia Aviña Tostado “2ºC”
Reporte de  “DEL AMOR Y OTROS DEMONIOS”  de GABRIEL GARCIA MARQUEZ

Comienza con la narración de un reportero el cual fue a investigar  el por qué  estaban vaciando  las criptas funerarias  del antiguo convento de santa clara. En donde encontraron la cripta de una pequeña niña de doce años con una cabellara larga que media veintidós metros con once centímetros, de un color intenso.
Después  comienza a relatarse la historia la cual habla que un perro irrumpió en la ciudad, el cual mordió a cuatro personas de los cuales tres eran esclavos negros y la última persona fue Sierva María de Todos los Ángeles la cual era hija de un marqués de Casalduero. La niña había ido a comprar una ristra de cascabeles para la fiesta de sus doce años iba acompañada de su sirvienta mulata.
Al llegar a la casa la criada le lavo la mordida a sierva María, sin darle más importancia a la misma. La criada no le hablo del mordisco que tenia sierva María a su mama Bernarda, pero en cambio le comento el escándalo del puerto por el negocio de la esclava que había comprado el gobernador por su peso en oro, y Bernarda no le parecía posible que alguien la comprara por su peso en oro.
En el patio de los esclavos era en donde celebraban los cumpleaños de Sierva María, era otra ciudad dentro de la ciudad en los tiempos del primer marques.
Dominga de Adviento, una negra de ley era quien gobernó la casa con puño de hierro hasta víspera de su muerte. Ella era el enlace entre los criados, el marqués y su esposa.
Dominga fue quien había criado a Sierva María. Dominga les ordenaba a los esclavos más jóvenes que le pintaran la cara con negro de humo, le colgaran collares de santería sobre el escapulario del bautismo y le cuidaban la cabellera que nunca le cortaron la cual era trenzada a diario.
Bernarda se entero de que sierva María había sido mordida por un perro porque a la criada casi por descuido se lo conto  a Bernarda lo pensó antes de acostarse mientras tomaba su sexto baño cuando volvió a recordarlo fue a buscar a sierva María en las barrancas del patio donde ella estaba dormida en la hamaca de palmiche. Entonces Bernarda la comenzó a examinar palmeándola hasta que le encontró en el tobillo izquierdo ya con costra de sangre seca el mordisco de perro.
El marqués se entero que Sierva María tenia rabia por Sagunta (era una india anda riega) la cual le dijo que había una amenaza por una peste de mal de rabia y que el despreocupado le dijo que tenía que ver con eso él; ella le contesto su hija fue la primera en haber sido mordida.
El con algo de asombro dijo que si había sido así el había sido el primero en saberlo. el con la duda le pregunto a Sierva María  la cual lo negó sin dudarlo, pero en la noche Bernarda le confirmo que era cierto que la había, mordido un perro.
El marqués fue al hospital del Amor de Dios, en el cerro de san lázaro, para ver al arrabiado de que le hablo Sagunta.
Cuando volvió del hospital hacia la ciudad hizo detener el coche y cuando se puso de pie el hombre reconoció al médico Ambrenuncio de Sa Pereira Cao, el cual perdió a su caballo por que se le reventó una arteria del corazón por la pesada bajada de la colina.
Entonces con el tiempo le pregunto el marqués al doctor que era lo mejor que se le podía hacer a las personas que habían contraído el mal de la rabia; el doctor le dijo: que lo único que se les puede hacer es dejarlo morir y apresurar la muerte; sabiendo esto el marqués le platico a Ambrenuncio que a su hija la había mordido un perro que al parecer tenia rabia.
Ambrenuncio le dijo que si le permitía que revisara a su hija; y así fue, cuando reviso a Sierva María vio que la herida estaba afectada por las curaciones de los curanderos así que él la limpio con cuidado. Y le dijo al marqués que tratara de acercarse a su hija y tratarla como una marquesita, que la llevara a vivir a la casa y no la dejara en el patio.









Martha Lilia Aviña Tostado “2ºC”
Reporte de “DEL AMOR Y DE OTROS DEMONIOS” de
GABRIEL GARCIA MARQUEZ


El obispo lo llamo en su oficio y escucho sus confesión descarnada y completo, con siente de que no estaba oficiando un sacramento si no una diligencia judicial. La única debilidad que tuvo con él fue mantener en secreto su verdadera falta, pero lo despojo de sus encomiendas y privilegios Sin ninguna  explicación pública y lo mando a servir de enfermero de leprosos en el hospital del Amor de Dios.
Rezaron un padre nuestro, el obispo lo bendijo lo ayudo a incorporarse “que dios se apiade de ti” le dijo, y lo borro de su corazón.
Martina se había hecho cargo de Sierva María con una devoción ejemplar.
Los martes, día de curación general, eran agotadores. Cayetano se impuso al sacrificio purificador de lavar los cuerpos menos validos en las artes del establo.
Abrenuncio  apareció esa tarde y le dijo: a Delaura que lo visitara. Puso la biblioteca a su disposición  para que continuara sus estudios mientras le hacían justicia.
Cayetano no tenía más corazón que para Sierva María pero aun así no le bastaba. Una noche por inspiración desmen sorada escapo de el hospital para colarse de cualquier modo en el convento. Estaba apunto de rendirse cuando recordó el túnel por donde la población abastecía el convento durante el Cessatio a Divinis. Los túneles, de cuarteles o conventos, eran muy de la época. El túnel salía justo debajo del pabellón de la cárcel, y frente a un mura alto y áspero que parecía inaccesible, pero sin embargo Cayetano consiguió escalarlo al cabo de muchos intentos frustrados, como creía conseguirlo todo con el poder de la oración.
A la cuarta noche que visito Cayetano a Sierva María la ayudo a espulgarse de los piojos que habían vuelto a proliferar en el encierro. Cuando cabellera quedo limpia y peinada, el sintió una vez más el sudor glaciar de la tentación. Se acostó junto a Sierva María con la reparación desacordada y se encontró con sus ojos diáfanos a un palmo de los suyos. Hasta ya no poder más le confesó que siempre pensaba en ella a cualquier momento.
El 27 de abril una monja de jardinería le corto la cabellera a Sierva María hasta la altura de la nuca con cuatro mordiscos de unas cizallas de podar, y la arrojo a la hoguera encendida en el patio. La monja peluquera acabo de tundirle los cabos del tamaño de media pulgada, como lo usaban las clarisas debajo del velo, y fue echándolos al fuese a medida que los cortaba.
Bernarda le confesó’ a Ignacio que todo fue un plan que crearon ella y su padre, pasa seducirlo y tener relaciones con el aunque él se hacia el desentendido y como habían planeado la maniobra fría y certera de concebir a Sierva María para atraparlo de por vida. Y que era demasiado que tuviera que amar a esa pobre Sietemesina a el marqués que fue el causante de todos sus desagracias. El 29 de mayo, sin aliento para más, volvió a soñar Sierva María con la ventana de un campo nevado, dónde Cayetano Delaura no estaba ni volvería a estar nunca. Tenía en el regazo un racimo de uvas dorada que volvían a retoñar tan pronto como se las comía. Pero esta vez no les arrancaba una por una, si no de dos en dos, sin respirar apenas por las ansias de ganarle al racimo hasta la última uva. La sexta sesión de exorcismo la encontró muerta de amor en la cama con los ojos radiantes y la piel de recién nacida. Los trucos de los cabellos le brotaban como burbujas en el cráneo rapado, y se les veía crecer.

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